Si tuviésemos que enumerar todo lo que hizo Diego por la Selección, su preparación durante algo más de una semana en un campo de la Provincia de La Pampa, a más de 600 kilómetros de Buenos Aires, estaría sin duda entre los hechos más destacados.

Abril de 1994, en tres meses comienza el Mundial de Estados Unidos. Diego Armando Maradona, el mejor jugador del mundo y figura de las dos anteriores Copas del Mundo, quiere volver a ser campeón. Él sabe que para lograrlo debe recuperar su estado físico. Junto a un grupo íntimo decide ir a El Marito, el campo de Don Ángel Rosa, a quien había conocido el verano anterior en las playas de Oriente, en Coronel Dorrego. Pasaron 30 años y aún hoy muchos de los que estuvieron allí no entienden por qué Maradona eligió su estancia. Un hogar sin ningún lujo, pero que ayudó a Diego a regresar, de alguna manera, a sus inicios en Fiorito y ser nuevamente el 10 que ilusionó a todo un país.

Diego Dal Santo, con valiosos y desconocidos testimonios de muchos de los protagonistas y también de algunos que sólo estuvieron horas esperando ver a Diego salir del gimnasio o la pileta, reconstruye con lujo de detalle cómo fueron aquellos días en los que Maradona estuvo en La Pampa preparándose para lo que finalmente fue su último Mundial como jugador.